LA INAUGURACIÓN – Día 9

2008-08-08

Tal y como os comenté ayer, hoy hemos tenido libre hasta la hora de irnos para la inauguración.
No hemos tardado en despertarnos, y sobre las 9h ya estábamos en planta. Fuimos a desayunar, y después pasamos por el COE, a ver si por fin nos terminaban de cambiar las tallas. Al final no ha podido ser, hoy sólo se iban a dedicar a cambiar ropa de la inauguración. No sé si al final podremos hacer los cambios, ya mañana nos vamos a Shanghai y no volvemos a Pekín hasta el día 15.
Después tuve sesión de fisio para descargar un poco la espalda y brazos, y hacer ultrasonido en ambos hombros.
Había que aprovechar el día, pasar por la lavandería, y luego dar una vuelta por la Zona Internacional de la Villa.

Sobre las 14:30h nos fuimos a comer, y al terminar, a descansar un poco antes de empezar a prepararnos para la gran tarde.
Sobre las 17:15h comenzamos a arreglarnos. La casa era una auténtica locura, la gente estaba nerviosa, y no parábamos de gritar y reír… La plancha soltaba humo hasta más no poder: falda, camisa, chaqueta…
A las 18:00h habíamos quedado toda la expedición delante de los edificios de España de la Villa. Desde allí iríamos a coger la guagua que nos llevaría hasta el estadio de Gimnasia Deportiva para esperar hasta el momento del desfile.

Ver a todos los españoles vestidos con el uniforme de la gran ceremonia era impresionante, llevaba esperando que llegase ese día mucho tiempo, y por fin ya estaba aquí. Los Juegos estaban a punto de comenzar.

Llegamos al centro de Gimnasia sobre las 19:00h más o menos, y allí nos sentaron a cada país en un sector para esperar que llegase nuestro turno y salir camino al Nido.

Nos dieron un pequeño picnic, por llamarlo de alguna manera, durante la espera, y allí sentados estuvimos esperando hasta que nos tocó salir. Éramos el número 75.
Desde que salimos hacia el estadio, hasta que por fin llegamos, debió pasar 1h, creo. Realmente lo pasamos mal, todo el rato de pie, y el calor era insoportable. Era como si estuviésemos en la cola de alguna atracción de Port Aventura…
Aún así no paramos de cantar y gritar para animarnos hasta que llegase el gran momento.
La entrada fue genial, impresionante, no la puedo describir con palabras.
Aunque ya era mi tercera inauguración, la piel nunca deja de ponerse de gallina. Los flases, la gente aplaudiendo, la música… Sin duda alguna, una experiencia alucinante.

La espera de la llama fue dura, ya no podías con los zapatos, el calor, la sed… Pero valió la pena. El momento de la encendida del pebetero realmente fue emocionante.
Una vez la llama olímpica iluminaba el estadio, y la ceremonia de apertura finalizó; salimos corriendo para poder pillar sitio lo antes posible en las guaguas de vuelta a la Villa. En un trayecto de 10 minutos a lo sumo, ¡¡tardamos 45¡¡

Nada más llegar fuimos a comer algo, y después por fin, a la casa. Después de toda la paliza aún nos quedaba hacer la maleta, mañana nos vamos a Shanghai.